Por Amalia Díaz.
Holgando
hace una temporada por el paseo de la playa
de Santa Marina, en Ribadesella,
me topé de bruces con una pintada
que no sólo vino a alterar la paz de aquel día sino que me ha
provocado un duradero estado de desasosiego intelectual. No es que yo
sea ávida lectora de este modo de expresión callejero,
habitualmente practicado por individuos carentes de ingenio y fuerza
comunicativos; sin embargo, los matices sociales, culturales y
lingüísticos que encierran las dos palabras y tres exclamaciones
traídas ahora al caso muestran tal desequilibrio psicosocial
que he sufrido varios días de duro análisis interno.
La
consigna ha podido verse en los últimos meses sobre la puerta y muro
del garaje de la vivienda número 10 de la calle Dionisio Ruisánchez,
al lado de Villa Argentina, destacadas
muestras de la arquitectura indiana levantada a principios del siglo
XX en El Arenal
y que, junto a sus vecinos, acabaron constituyendo una de las
colonias burguesas veraniegas, costeadas con capital americano, más
interesantes de la región. Ambas viviendas fueron construidas por
encargo de José Rodríguez Rey, emigrante convertido en indiano como
consecuencia de prósperos negocios en Buenos Aires y veraneante en
Ribadesella. La primera, levantada en la década de los 10, es un
edificio de estilo urbano y aire autóctono, con tres alturas y
bajocubierta, fachada colindante a la calle y jardín trasero y la
segunda, construida a principios de los años 20 según proyecto del
arquitecto Miguel García-Lomas, un chalé de recio estilo
regionalista, con amplia y desarrollada finca alrededor. A las dos se
les añadieron a finales de esa década, en cada una de las esquinas
ajardinadas que miran al mar, sendos garajes,
elocuentes muestras de modernidad a principios del siglo XX
que, sin embargo, han sido embadurnados con pintadas callejeras a
principios del XXI. Una de esas pintadas, razón de este texto,
rezaba literalmente: “INDIANOS NON!!!”. Por fortuna, ha sido
recientemente limpiada. La otra, que aún persiste: “ASTURIES
LLUCHA”.
De
entre la heterogénea turba de impulsos negativos que alteraron mi
sosiego racional, el primero que intenté delimitar fue el de la
autoría, llegando a la conclusión de que probablemente el artista
sería una víctima local de la LOGSE, aturdida entre la represión
del instituto medio-rural medio-urbano de la villa-capital y la
libertad del espray netamente urbanícola
y
grafitero.
Pero la sospecha de juventud del autor no sirvió para aplacar mi
propio aturdimiento porque, además, el vulgar pintamonas fue incapaz
de justificar estéticamente el texto, excediendo el límite de la
puerta e invadiendo feamente el muro, y ello a pesar de comerse
los obligatorios signos de exclamación de apertura; aunque este
detalle de corrección del idioma castellano poco debe importarle a
alguien que convierte
el “no” universal en “non” local,
aportando así a la lamentable expresión una reveladora connotación
del desbarajuste educativo que sufre este llorón suburbano.
“INDIANOS
NON!!!”.
Ante tal pancarta, la segunda cuestión fue intentar dilucidar lo que
el individuo habría aprendido sobre la emigración asturiana a
América, de sus causas y sus protagonistas, de sus consecuencias
sociales, económicas, políticas, culturales. Del cambio introducido
por ella en Asturias. Qué sabría de la penuria que obligó a coger
el barco y de los cientos de viajes sin retorno, de la prosperidad
conseguida con trabajo,
del afán de superación y de la oportunidad aprovechada, de
la perspectiva permanentemente fijada en el retorno,
de la vuelta al lugar de origen, del capital invertido a la llegada,
de la actividad económica generada, de las reformas introducidas y
de la apertura a la modernidad. ¿Acaso considera este patético
gemebundo callejero que aquellos emigrantes prósperos, sobre cuyas
viviendas pintarrajea sin talento alguno, constituyeron una rémora
extraña, capitalista, burguesa y negrera, frente a la esencia
patria, honesta, trabajadora y sencilla, del poblado astur?. Pero,
¿qué delirante significado contiene la pintada “INDIANOS NON!!!”,
con negativa en asturiano?. ¿Es este aterrador subproducto adalid de
la cultura oficial y normalizada?
Dada
la manifiesta incompetencia de la corporación riosellana, con su
cándida alcaldesa y la teniente en mando a la cabeza,
tan
inexpertas ambas en excelencia turística y corrección política,
no es de extrañar que estos letreros infames hayan desafiado durante
meses al paseo de la playa. Afortunadamente, el más indigno de los
dos ha desaparecido, con toda probabilidad a costa del propio
ciudadano particular insultado por los vándalos; pero, el otro, si
del Ayuntamiento depende, seguramente se mantendrá, como si nada o,
mejor aún, como perenne aportación a esa cultura
incívica y mugrienta irreductiblemente coherente con el
macrobotellón
anual de las piraguas.
Y, mientras, calladamente, sufren algunos riosellanos, pero no todos.
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