miércoles, 6 de febrero de 2013

La Trascendencia Histórica de la Fábrica de Armas de La Vega

Por Estilicón.


El solar recientemente abandonado por la fábrica de armas de la Vega posee una larga trayectoria histórica, sobresaliendo el hecho de la ubicación en él, hasta las décadas centrales del s. XIX, del famoso monasterio de Santa María de la Vega, que fundara a mediados del s. XII Doña Gontrodo Petri, noble asturiana, favorita del rey Alfonso VII de León, de cuya relación nacería la también famosa Urraca “La Asturiana”. No obstante, el análisis de los datos que expondremos a continuación va mucho más allá, revelando una realidad de enorme proyección y trascendencia histórica, lo que debe servir de aviso tanto a los ciudadanos como a los poderes públicos ovetenses, todos ellos responsables del uso que se dé a dicho solar una vez consumado el traslado de la producción a la cercana fábrica de Trubia.

© Gaspar Meana
La investigación llevada a cabo sobre la fuente de Foncalada (s. IX), a finales del pasado s. XX sirvió para establecer su vinculación con una realidad patrimonial mayor, como era el dominio regio existente alrededor de la colina de Oviedo, del cual se hacen eco las Crónicas del Reino de Asturias, y que se puede rastrear en toda la documentación medieval ovetense. Del análisis de la misma se deduce, retrocediendo en el tiempo a partir del estado de las diferentes parcelas del antiguo predio, que éste se disgregó a partir de un único propietario: la corona. Los reyes de Asturias comenzaron a disolver esta propiedad ya a finales del s. IX, a través de donaciones a la catedral, como la muy conocida de Alfonso III de la iglesia de Santullano, sus palacios y baños.



A mediados del s. XII se producen una serie de donaciones realizadas por Alfonso VII a favor de monasterios ovetenses: una gran parcela al NE. de Foncalada, limitada entre la vía que conducía a Gijón (actual calle Pumarín), y la que conducía a Santullano (actual calle Martínez Vigil), que se entrega a San Vicente, y, más tarde, otra aún mayor, al E. de la anterior, que constituiría la base fundacional del monasterio de Santa María de la Vega, donación ésta de la que fue beneficiaria la anteriormente mencionada Gontrodo Petri, fundadora y primera abadesa del cenobio.


Además, analizando la documentación de los terrenos alrededor de la fuente de Foncalada, a partir de su situación a finales del s. XIII, se deduce que la propiedad de todos ellos, muy diversificada, partía de un solo transactor: la catedral de San Salvador; la cual, con toda probabilidad, recibió la misma de los reyes de Asturias. Del mismo modo los obispos de Oviedo recibieron su jurisdicción sobre la propia colina donde se asentaba la ciudad sacra (Testamentum de 812), y el propio obispo recibió de igual forma el predio que poseía al SE de la ciudad, frente a la pedrera y localidad de “Merkato” (Llosa del Obispo).

Todo ello proporciona, por una parte, la evidencia acerca de la importancia histórica del solar del desaparecido cenobio, recién abandonado actualmente por la fábrica de armas, y que, amén de los seguros del monasterio, puede albergar restos adscribibles como mínimo a los siglos VIII-IX, habida cuenta de su ubicación central en el mencionado dominio regio territorial.


Esta trascendencia se ve reforzada de modo fundamental por el hecho de que todos los indicios abundan en que el discutido palacio de Alfonso II, situado “a un estadio” de Santullano (185 m.), no pudo estar en Oviedo, por excluirlo expresamente la mención cronística, y sí, sin embargo, enclavado en el solar que hoy queda vacío, a media distancia entre la catedral de San Salvador y la Iglesia de Santullano, y unido con ambas a través de la calle Martínez Vigil, que data con toda probabilidad del s. IX, como delata la funcionalidad de la misma. De la probable unidad funcional entre dicho palacio, la fuente de Foncalada, y la iglesia de Santullano y sus dependencias, dan fe, creemos, los datos que acabamos de exponer.


Por tanto, y para concluir debemos señalar que Oviedo -ciudadanía y poderes públicos-, se encuentra ante una gran responsabilidad patrimonial, asociada a una gran oportunidad de mejorar el conocimiento de su configuración urbana en la Alta Edad Media –ya que creemos probable la conservación de restos apreciables de los palacios reales–, a través de la adecuada gestión urbanística del solar que garantice la conservación y puesta en valor de los previsibles restos que se localicen en el mismo, que, de aparecer, constituirían un raro patrimonio, pues resulta muy escaso el repertorio de conjuntos de esta clase en la Alta Edad Media de toda Europa, con lo que ello supondría para completar de modo sobresaliente la oferta del patrimonio prerrománico ovetense, indudable polo de atracción turístico-cultural de la ciudad.





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