jueves, 13 de febrero de 2014

Pateo Teatral a la Política Cultural

Por J. Vipsania.

Anda este blog muy poco activo últimamente, afectado quizá por el adormilado adocenamiento que parece rodear las actuaciones en materia cultural de este nuestro gobierno asturiano. Y sin embargo algo se mueve, porque nuestros gestores culturales, para bien o para mal, siguen estando en el candelero mediático, aunque su presencia es más frecuente, y sus esfuerzos más constantes, en unos ámbitos de actuación que en otros. 

Con las disputas y comparecencias en la comisión parlamentaria sobre el Niemeyer como telón de fondo, de entre aquellos asuntos que competen a nuestro laborioso equipo de gestión, sin duda la pacificación y normalización de la cosa arqueológica es la que más tiempo y recursos consume. El "affaire" grandalés, con Eustaquio como contendiente, ha obligado a Ana González, Consejera a la sazón, a dar un triple salto mortal al ruedo y desde la primera línea de trinchera defender las actuaciones de la Consejería de Cultura frente a un alcalde del mismo signo político. De este modo, la defensa no debe haber sido solamente parlamentaria, sino también partidaria, entre afiliados y simpatizantes del PSOE, que quizá se asombren de que la única solución posible a este entretenimiento que nos brindan es la de expedientar y denunciar judicialmente a uno de los pocos alcaldes socialistas que gobiernan en Asturias con mayoría absoluta. Lástima de expedientes también en Cudillero...

La Consejera Ana González, visitando el Chao Samartín
Entre bambalinas anda el Viceconsejero de Cultura; daba la impresión de que la superconsejera se iba a dedicar a las cuestiones de la Educación, y que delegaría competencias culturales en Alejandro Calvo. Pero se advierte que la beligerancia no es lo propio del correcto Vicenconsejero, quien prefiere salir en las fotos, inaugurar exposiciones y presentar sellos con hórreos, a la vez que salvaguarda la actividad de RECREA como buque insignia de la gestión de la cosa cultural: Laboral, Jurásico, Tito Bustillo, Prerrománico, Fuentes de Invierno, CAR de Trasona y, tras su paso por el Niemeyer, se vislumbra en un futuro no muy lejano el Museo Etnográfico de Grandas, cerrando el círculo del equilibrio sobre cable eléctrico y sin red. En Asturias ya se rumorea por los pueblos y aldeas que acabarán asumiendo la gestión de las Casas de Cultura, los Telecentros, los trenecitos turísticos, las churrerías ambulantes y las ferias y mercados que por doquier se celebran, para solaz disfrute de todos los habitantes y turistas.

Alejandro Calvo, a la derecha de la imagen
Mientras, el Director General de Patrimonio Cultural tiene presencia constante en casi todas partes gracias al desarrollo y perfeccionamiento de un despacho de campaña, que facilita sus incesantes traslados por toda la geografía astur, sin tener que pasar por el Calatrava. Clausurada ya la temporada mediático-veraniega de La Lluera, y a la espera de los actos de celebración del aniversario del descubrimiento de la cueva de Candamo, viaja de Este a Oeste en un plis-plas. Le ocupa en estos viajes, por ejemplo, solucionar los problemas de financiación del Archivo de Indianos, que al parecer se resolverán a golpe de bodorrio y convención empresarial. Francamente, una no sabe qué hace Conchita Paredes, directora del Archivo de Asturias, en el órgano gestor del Archivo de Indianos de Colombres; con esta perspectiva de actividad y de ingresos por medio de recursos atípicos, mejor la sustituían por José Almeida, presidente de la patronal hostelera.


Rodríguez Asensio y Ana González, con el alcalde de Taramundi
No habría mayor problema si en esta vorágine de viajes gayasperos no hubiese arrastrado en ocasiones a la superconsejera, restando tiempo y efectividad a Ana González en la resolución de los conflictos educativos. Por ejemplo, presupuestos sin ejecutar para la mejora de nuestros centros escolares y de repente financiación a tutiplén, a determinados colegios, para consumir el presupuesto sin dar demasiadas explicaciones, lo que ha despertado los fantasmas de la oposición. También la inconveniencia de convocar plazas de profesores para secundaria en un año en el que Asturias será prácticamente la única autonomía que las provea, y que ha puesto en pie de guerra a la comunidad educativa (y sindical, cómo no) por las consecuencias del efecto llamada, algo que, como docente, la superconsejera debió haber tenido en cuenta: ¿despiste o intención?, ¿truco o trato?, ¿tiro o apunto?... paaaaso panoya.



Otro de los directores generales de la trinitaria Consejería (Educación, Cultura y Deporte, y los tres son uno) también aparece: Deporte, con el borrascoso invierno que llevamos, aporta su granito de arena mediático, con abundantes referencias a la nieve y a nuestras estaciones en medios escritos y audiovisuales. En este año olímpico de Juegos de Invierno, una abre la página corporativa del Principado de Asturias, y al lado de los enlaces para consultar el BOPA, o acceder a los impresos para subvenciones, servicios tributarios y Ley de Transparencia, aparece en lugar destacado la temporada de deportes de invierno: esquí, snowboard y patinaje artístico, por aquello de juntar Deporte, Cultura y Arte.


A la derecha, José Ramón Tuero, Director General de Deporte, en la estación invernal de Pajares
Entre tanto despliegue de departamentos, direcciones, entes, vice-entes y viceconsejeros, de repente nos hemos dado cuenta de que algo falta. En la estudiada estructura orgánica promulgada en 2012 no se contempló la creación de una figura que había resultado piedra angular en anteriores legislaturas: la Dirección General de Promoción Cultural. Bajo su responsabilidad, archivos, museos, bibliotecas, teatro, música, llingua asturiana y actividades artísticas varias encontraban programas, cobijo, interlocución, dinero y recursos. Y claro, para estas causas, con el Viceconsejero ausente y sin Dirección General, queda un modesto Jefe de Servicio que no debe dar a vasto con tanto. Y así, tras asamblea celebrada en el bar El Dolar, de tan gratos recuerdos para aquellos que estudiamos en Oviedo, las compañías profesionales de teatro, hartas de maltrato institucional y acusando a la superconsejera de ninguneo, desconsideración y trivialidad, levantan la voz pidiendo su cese, denunciando el desmantelamiento de la actividad y el desvío de recursos para mantener la programación de RECREA, que contrata teatro fuera de Asturias. Mal asunto para Ana González, quien se las prometía muy felices allá por el mes de agosto, cuando anunciaba un nuevo marco normativo y locales de ensayo para reforzar el apoyo institucional al teatro profesional asturiano. Sin embargo, su presencia en los premios Oh! fue saludada con un sonoro pataleo por parte de los asistentes. Reconociéndole la valentía, por no imitar al denostado ministro Wert (quien se ausentó por problemas de agenda en la entrega de los premios Goya, donde le suelen zurrar de lo lindo), hay que decir que la pateada fue sentida, y quizá la superconsejera se arrepintió de no haber concertado alguna otra actividad para ese día con la que disculpar su asistencia al Teatro Jovellanos: por ejemplo, un viajecito a Grandas.


Reunión de representantes de Foroescena.
Así de airado y triste está nuestro panorama cultural: ni siquiera el derroche de actividad científica y divulgativa del RIDEA nos lo alegra. La realidad es que en los últimos años hemos despilfarrado millones de euros en plástico, fibra de carbono y ladrillo, para construir equipamientos culturales que se acabaron convirtiendo en batalla política, gigantes con los pies de barro, recuerdo de una megalomanía descontrolada. Y ahora los escasos recursos de que se dispone hay que emplearlos en mantenerlos, olvidando lo prioritario de la inversión en actividades de promoción cultural y lo necesario de la intervención en conservación e investigación de nuestros bienes culturales, olvido a salvo, por supuesto, en el caso de que dependan del técnico funcionario de turno.

Tampoco tenemos el consuelo de algún descubrimiento de relumbrón: mientras arriba, al norte, en la pérfida Albión, el temporal invernal puso de manifiesto la presencia en algunas playas de Norfolk de las huellas humanas más antiguas conocidas hasta ahora fuera de Africa, la sucesión de borrascas que azotan la costa asturiana, incluida la más reciente, de nombre Tini (qué cosas), no solo destroza el Museo del Calamar Gigante, sino que pone al descubierto unas fosas en la llanisca playa de Borizu, que lejos de ser el descubrimiento arqueológico de la década, como algunos pensaron, resulta que sirvieron para enterrar galipote.


Técnicos del Museo Arqueológico, inspeccionando las fosas de Borizu

Menudos ingredientes para esta parábola sobre la gestión de la Cultura y del Patrimonio Cultural astur: Prestige, fosas y galipote.


No hay comentarios:

Publicar un comentario