domingo, 14 de octubre de 2012

A Propósito del Consigliere

Por Claudio.

Puestos a hacer justicia a la figura del Don de la pajarita, el augusto, augustísimo Don Emilio, no sólo hay que tener en cuenta su nefastísima gestión como Consigliere (ser Consejero es otra cosa, este sólo llega a Consigliere). Hay que tener en cuenta también su gestión al frente del Museo de Bellas Artes, auténtica sede de facto, no de una institución cultural dedicada a la difusión de las bellas artes, sino de la cocina de los defensores de los monumentos y de los emolumentos del grupo cultural “Oviedo”. Así nombramos a ese grupo de sabios, profesores y catedráticos de la aldea astur, que siguiendo la estela de los grandes factotum que los precedieron (Canella, Uría, Manzanares) retuercen la realidad hasta límites insospechados para garantizar que nadie que no sea uno de ellos controla la política cultural asturiana.

El desastre de obras y proyectos del Museo de Bellas Artes de Asturias es el ejemplo más paradigmático de la incapacidad gestora del Don de la pajarita. Un edificio que lleva años en obras, que lleva años perdiendo partidas presupuestarias, en el que se están cometiendo tropelías estéticas y arquitectónicas que sorprenden a propios y extraños, pero que nadie critica porque no será la prensa regional, cautiva y partidaria del clan del Consigliere cavernario, quien muestre la más mínima disensión.



Se habla y se critican los Niemeyeres y las Laborales, no sin razón. ¿Pero conoce alguien las cuentas del Museo de Bellas Artes? ¿Dónde está el plan museológico que organice ese derroche de obra? Porque plan no conocemos, pero modificados del proyecto se suceden uno detrás de otro: ahora porque no me cabe un cuadro, ahora porque no sé por dónde lo meto, ahora porque no me gusta esto, ahora lo otro... ¿Conoce alguien la política de compras de obras de esta institución? Cuando desde su equipo gestor se criticó al chaval de Grao que arrasa en las galerías de arte de Nueva York, ¿no le preguntó nadie cómo es posible que el chaval de Grao no haya expuesto nunca en el Museo de Bellas Artes de Asturias?


Así que la frivolidad ante la restauración de la Cámara Santa era más que previsible, porque al clan del Consigliere cavernario no le importa el patrimonio, sino el control del poder. El Don de la pajarita lo ha expresado con toda claridad: la culpa es de la actual consejera que no sabe explicarle al Ministerio de Cultura cómo se hacen estas cosas. ¿Se puede ser más presuntuoso y tener menos vergüenza? Quizá pudiera alguien explicarle a este señor, que la gente que trabaja en el Ministerio de Cultura han pasado una oposición “de verdad”, que no están colocados en el puesto desde los estertores del antiguo régimen. Podría también alguien explicarle que la Catedral, su cabildo y sus arquitectos llevan más de quince años gestionando proyectos de obras dentro del plan de restauración de la Catedral. Aunque sólo sea mediante ensayo error, es de suponer que tengan media idea sobre el tema, puesto que de momento la Catedral sigue en pie y, por cierto, reluciente. ¿Se puede decir lo mismo del Museo de Bellas Artes? Que a este paso va a estar quince años en obras para que al final no tengamos por dónde meter los cuadros.

Pero estemos todos tranquilos. Que la culpa no será del Consigliere que gobernó con mano de hierro y cerebro de mosca el Museo durante treinta años, sino que será del Consejero de turno.

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